Gran Marbella Resort & Beach Club: Un Nuevo y Elegante Refugio en la Costa Del Sol
A Marbella no le falta lujo. Pero justo cuando parecía que la Costa del Sol ya no podía brillar más, llega el Gran Marbella Resort & Beach Club, la última incorporación a la familia de Iconic Luxury Hotels, con apertura prevista para la primavera de 2025. Este no es un resort que busque deslumbrar con ostentación. Su apuesta es otra: algo más lento, más sereno, y quizás más duradero—una auténtica conexión con el lugar.
Ubicado en Playa del Real de Zaragoza—un tramo poco conocido pero maravillosamente tranquilo al este del centro de Marbella—este nuevo resort es el noveno en el portafolio de L+R Hotels y sigue la reciente expansión internacional del grupo hacia Palm Beach y Venecia. Si te suenan nombres como Chewton Glen o Cliveden House, ya sabrás qué tipo de sofisticación esperar. Pero aunque Gran Marbella comparte esa esencia, aquí todo tiene un acento marcadamente andaluz.
Ecos Moriscos y Calma Mediterránea
El diseño, a cargo del estudio de hospitalidad Goddard Littlefair, muestra con orgullo sus influencias culturales. Arcos de herradura, azulejos zellige y mampostería local evocan el pasado morisco de la región, pero sin excesos. El ambiente es relajado, no temático. Hay patios íntimos con fuentes, jardines verticales exuberantes e interiores vestidos con tonos cálidos y terrosos: terracota, ocre, salvia. La luz se filtra por ventanas jali y faroles artesanales, proyectando sombras que se mueven con el día. Todo parece haber sido esculpido del paisaje, más que simplemente construido sobre él.
El alojamiento incluye 125 habitaciones y 10 suites. Destacan las Garden Suites, ideales para quienes buscan privacidad, y las Terrace Suites, con piscinas o jacuzzis privados. La Royal Marbella Suite es la joya de la corona—perfecta tanto para recibir invitados como para desaparecer del mundo. También hay dos salas de reuniones, aunque cuesta imaginar que alguien venga aquí a trabajar.
Gastronomía con Sentido de Lugar
La oferta culinaria en Gran Marbella no busca complicaciones innecesarias. Sus cuatro restaurantes y bares siguen una filosofía de producto local, con ingredientes procedentes de proveedores de confianza de la región. Se puede esperar cocina al fuego, pescados frescos, ensaladas de mercado y zumos de fruta recién exprimida. Uno de los restaurantes ofrece comida al aire libre durante todo el día—un guiño al estilo de vida andaluz de interior-exterior. El ambiente es relajado: lugares pensados para saborear tapas, caipiriñas con naranja local y almuerzos sin prisa.
Pero el verdadero pulso social estará en Amu Beach Club, el corazón del hotel y la segunda sede del concepto nacido en Mónaco. Tendrá piscina infinita, zonas de descanso frente al mar y acceso directo a la playa. También flotará cierta nostalgia en el ambiente: ecos de los años dorados de Marbella, cuando la costa era más flamenco y sobremesas que yates y paparazzi.
Bienestar Más Allá del Spa
Si el beach club trae la energía, el spa será el refugio para bajar el ritmo. Con siete cabinas de tratamiento, una zona termal completa con sauna, baño de vapor y piscina cubierta, y un estudio dedicado a yoga, pilates y técnicas de respiración, la idea aquí no es solo mimar el cuerpo—es restaurarlo por completo.
Más que un Hotel Bonito
Lo que realmente distingue a Gran Marbella es su intento de conectar a los huéspedes con la cultura andaluza. Habrá catas de aceite y vino, excursiones en velero y talleres prácticos con artesanos locales. No son simples actividades para llenar el itinerario—forman parte de una filosofía más amplia para mantener la experiencia firmemente enraizada en el entorno. La ubicación lo facilita: está en una de las zonas menos desarrolladas de Marbella, rodeada por 27 kilómetros de playa y cerca de pequeños pueblos pesqueros que aún conservan su autenticidad.
Para quienes buscan una dosis de Marbella sin el bullicio, Gran Marbella ofrece una alternativa diferente. Inteligente sin ser pretencioso, elegante sin ser frío. Y en un destino que a veces se pierde en su propio brillo, eso lo convierte en uno a tener en cuenta.